México cierra los Juegos de París con cinco medallas: tres platas y dos bronces. Los logros históricos en clavados, judo y boxeo marcaron un avance significativo. A continuación, repasamos cómo fue la actuación de la delegación azteca.
Los Juegos de París han llegado a su fin, dejando un balance positivo para la delegación mexicana que, a pesar de no alcanzar el anhelado oro, logró superar su desempeño en los pasados Juegos de Tokio. Con cinco medallas en total—tres de plata y dos de bronce—México demostró que sigue siendo una potencia en disciplinas como clavados, judo, boxeo y tiro con arco.
La primera gran alegría para México llegó desde el tiro con arco. El equipo femenino, compuesto por Alejandra Valencia, Ana Paula Vázquez y Ángela Ruiz, se alzó con la medalla de bronce tras vencer a Países Bajos en una emocionante final. Este logro marcó la primera medalla de México en los Juegos de París y, más significativamente, la primera vez que el país consigue una presea en esta disciplina en la modalidad por equipos. El triunfo fue una muestra del talento y la preparación de estas atletas, que supieron sobreponerse a la presión y regalarle a México una medalla histórica.
El judo también brilló en París, gracias a la actuación de Prisca Awiti Alcaraz, quien se convirtió en la primera judoca mexicana en subir al podio en unos JJ.OO. Awiti, nacida en Reino Unido pero de raíces mexicanas, compitió en la categoría de menos de 63 kilogramos y alcanzó la medalla de plata tras una dura final contra la eslovena Andreja Leski. Este logro no solo hizo historia en el judo mexicano, sino que también subrayó la diversidad y el potencial del talento mexicano en diferentes disciplinas.
Si hay una disciplina en la que México ha dejado una marca imborrable a lo largo de su historia en los JJ.OO., esa es la de clavados, y en París no fue la excepción. Osmar Olvera, la joven promesa de los clavados, se convirtió en la gran estrella de la delegación mexicana al conquistar dos medallas: una de plata en la prueba de trampolín de 3 metros sincronizado junto a Juan Celaya, y una de bronce en la competencia individual de la misma prueba. Con tan solo 20 años, Olvera se consolidó como uno de los grandes talentos del deporte mexicano, y su doble medalla lo coloca en la lista de los mejores clavadistas que ha dado el país.
El éxito de Olvera no solo significó un avance personal, sino que también rompió una sequía de 68 años para México en los clavados, recordando las hazañas de Joaquín Capilla en Melbourne 1956. Su desempeño en el Centro Acuático de París reafirmó el legado de México en esta disciplina y dejó claro que el futuro de los clavados mexicanos está en buenas manos.
El boxeo mexicano, que no lograba una medalla desde Río 2016, volvió a brillar en París gracias a Marco Verde. El pugilista, compitiendo en la categoría de 71 kilogramos, alcanzó la final tras un camino lleno de obstáculos, donde demostró su calidad y fortaleza. Aunque no pudo llevarse el oro, su medalla de plata marcó un regreso triunfal del boxeo mexicano al podio olímpico. Verde se convirtió en el primer boxeador mexicano en 40 años en disputar una final olímpica, y su desempeño dejó un legado que inspirará a futuras generaciones de pugilistas en el país.
Con cinco medallas en total, la delegación mexicana superó las expectativas en comparación con los Juegos de Tokio 2020, donde solo se consiguieron cuatro preseas. Aunque el oro sigue siendo esquivo, los logros obtenidos en París son un claro indicativo de que el deporte mexicano está en crecimiento y que los atletas nacionales siguen siendo competitivos en el escenario más grande del mundo.
A pesar de no alcanzar la meta de nueve medallas que se había planteado, México se va de París con la frente en alto, habiendo logrado hitos históricos y dejando una base sólida para seguir construyendo de cara a Los Ángeles 2028.
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